Un cuento escalofriante que tiene sus raíces en la década de 1980 ha vuelto a la luz: las afirmaciones de que un restaurante de alta cocina en Bogotá, Colombia, servía platos preparados con carne humana. La historia gira en torno al restaurante de comida italiana L’Angolo di Gigi y su enigmático propietario y chef, Gigi Ferruzo.
Éxito y Controversia: El auge de L’Angolo di Gigi
Tras su inauguración, L’Angolo di Gigi rápidamente ganó reputación como uno de los restaurantes más prestigiosos de la zona. El restaurante empezó a atraer a celebridades y figuras públicas deseosas de probar las delicias culinarias de Ferruzo. Con el tiempo, el chef Ferruzo se codeó con políticos de renombre, lo que, según los informes, afectó su personalidad y su estilo de vida.
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Sin embargo, el éxito del restaurante se vio opacado por rumores oscuros. Según testimonios recogidos por el portal web Shock, Ferruzo era excepcionalmente reservado con respecto a sus recetas, especialmente el origen de la carne que usaba. El chef manejaba la carne personalmente y evitaba que sus empleados la tocaran, alimentando especulaciones sobre su procedencia.
El escándalo de la Carne Humana: ¿Mito o Realidad?
Los rumores sobre la posibilidad de que el restaurante estuviera sirviendo carne humana comenzaron a circular, generando un gran revuelo. Una afirmación particularmente inquietante fue hecha por un supuesto exagente de policía en un documental producido por Shock, quien afirmó que se le ordenó permitir que Ferruzo seleccionara «los cadáveres más rellenos” durante la toma del Palacio de Justicia.
Las explicaciones de Ferruzo sobre el origen de la carne, alegando que su hermana en Italia se la enviaba, se cayeron cuando se descubrió que ella era vegetariana. Las especulaciones se agravaron con la sugerencia de que la carne provenía de personas desaparecidas en medio de los conflictos entre guerrilleros y paramilitares de la década de 1980.
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Hasta la fecha, no se ha podido confirmar ni refutar la veracidad de estas afirmaciones. Ferruzo, conocido por ser carnicero desde su juventud, cerró L’Angolo di Gigi y desapareció sin dejar rastro, dejando tras de sí una leyenda urbana que ha perdurado por casi cuatro décadas.
