La viruela del mono, conocida oficialmente como mpox por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha sido declarada una emergencia de salud en todo el continente africano debido a la propagación de una nueva cepa más mortal y contagiosa, denominada “Clade Ib”. Esta variante del virus, detectada por primera vez en septiembre de 2023 en el este de la República Democrática del Congo (RDC), ha provocado un alarmante aumento de casos en varios países africanos, llevando a las autoridades sanitarias a emitir el nivel más alto de alerta.
La emergencia de salud en África y la propagación de la cepa “Clade Ib”
El Comité Científico de la Agencia de Salud de la Unión Africana (UA) ha identificado un rápido y preocupante aumento de casos de mpox en diversas regiones del continente. La cepa “Clade Ib” ha demostrado ser significativamente más mortal y transmisible que la variante que causó la epidemia mundial en 2022. Ante este panorama, la UA decidió declarar la emergencia de salud para todo el continente, con la esperanza de contener la propagación antes de que la situación empeore.
El país más afectado por esta nueva cepa ha sido la República Democrática del Congo, que ha registrado el 96% de los nuevos casos detectados en África. Desde el inicio de 2024, se han reportado 15,000 casos, de los cuales 455 han resultado en muertes. La rápida diseminación del virus ha causado alarma no solo en la RDC, sino también en países vecinos y otros territorios donde nunca se habían encontrado casos de mpox, como Ruanda, Burundi, Uganda, Sudáfrica, Sudán y Costa de Marfil.
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La Agencia de Salud de la UA ha advertido que el virus ya está presente en 16 países del continente, y el número de contagios podría aumentar debido a la falta de recursos adecuados para detectar y trazar la cadena de infecciones. Esta situación plantea un desafío monumental para los sistemas de salud, que se ven desbordados ante la rapidez con la que la cepa “Clade Ib” se está propagando.
Falta de vacunas y la necesidad de solidaridad internacional
Una de las principales causas de la rápida expansión del mpox en África ha sido la escasez de vacunas. Aunque está prevista la distribución de 200,000 dosis en los próximos meses, los expertos advierten que se necesitarían al menos 10 millones de vacunas para detener la epidemia en el continente. La Agencia de Salud de la UA ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional para que muestre solidaridad y apoye en la consecución de este objetivo, especialmente en un contexto donde las vacunas disponibles son insuficientes para cubrir a la población vulnerable.
La recomendación actual es que las personas más expuestas, como los hombres homosexuales y los trabajadores del sexo, reciban dos dosis de la vacuna. Sin embargo, la escasez de vacunas ha dejado a muchos sin protección, lo que aumenta el riesgo de que la epidemia se salga de control. La falta de recursos y la limitada capacidad de respuesta de los sistemas de salud en muchos países africanos han agravado aún más la crisis, dificultando los esfuerzos para frenar la propagación de la nueva cepa.
Alerta internacional y posibles acciones de la OMS
Este miércoles 14 de agosto, la Organización Mundial de la Salud ha convocado a su comité de emergencia para evaluar la situación y podría decretar el nivel más alto de alerta: una emergencia de salud internacional. Este posible anuncio subraya la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta coordinada y global para enfrentar la propagación de la cepa “Clade Ib” de mpox en África.
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El reconocimiento de la viruela del mono como una amenaza internacional de salud pública pondría en marcha un conjunto de medidas más estrictas a nivel global, incluidas mayores inversiones en la producción y distribución de vacunas, así como en la investigación de tratamientos efectivos. Además, podría intensificar la colaboración entre países para compartir recursos y conocimientos, algo que es crucial para evitar que esta crisis sanitaria se convierta en una pandemia mundial.
La nueva cepa de mpox que se está propagando en África no solo representa un desafío para el continente, sino que también pone de relieve las desigualdades en el acceso a la salud global. La respuesta internacional será determinante para controlar la propagación de esta enfermedad y para proteger a millones de personas en riesgo. África, una vez más, se encuentra en el epicentro de una crisis sanitaria, y la solidaridad global será clave para superar este nuevo desafío.
