Adriana, la madre del menor presenció por videollamada el asesinato de su hijo de 14 años

La noche del Viernes Santo se tornó en tragedia en el barrio Los Olivos de Cúcuta, cuando un joven de apenas 14 años, Luis Gabriel Walteros Vesga, fue brutalmente asesinado. Lo más desgarrador de esta historia es que su madre, Adriana Vesga, presenció impotente el cruel acto a través de una videollamada, escuchando los últimos susurros de su hijo y viendo cómo la vida de este se desvanecía.

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El suceso que conmocionó a Cúcuta, Adriana está destrozada

Luis Gabriel, un adolescente que había amanecido enfermo, salió de su hogar para realizar una sencilla tarea: comprar algo en la tienda cercana. Sin embargo, su salida se vio interrumpida por un encuentro fatal. Mientras su madre, Adriana, permanecía en casa con su hijo menor, Luis Gabriel se encontró con un grupo de individuos en la puerta de su hogar. En medio de una discusión, el joven expresó su temor a través de un mensaje a su madre, solicitando que no llamara a la policía para evitar represalias.

El desgarrador relato de una madre que a pesar de ser testigo no quiere denunciar

A través de una angustiante videollamada, Luis Gabriel compartió con su madre los momentos de terror que estaba viviendo. En medio de la calle, clamaba por ayuda mientras era perseguido por sus agresores. Para Adriana Vesga, fue desgarrador escuchar los disparos que segaron la vida de su hijo, sabiendo que no podía hacer nada para detener el horror que se desataba frente a sus ojos.

La búsqueda de justicia por el homicidio de un menor de edad

La familia de Luis Gabriel describe al joven como un buen muchacho, dedicado a sus estudios y a su relación sentimental. Su muerte ha dejado un vacío inmenso en el seno familiar y en la comunidad de Los Olivos. Aunque por temor, Adriana Vesga se abstiene de señalar directamente a los responsables del crimen, clama por justicia y seguridad para su familia y su comunidad.

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El asesinato de Luis Gabriel Walteros Vesga no solo deja un profundo dolor en su familia, sino que también evidencia la vulnerabilidad y el peligro que enfrentan muchos jóvenes en las calles de Cúcuta. Mientras las autoridades investigan este horrendo crimen, la sociedad clama por medidas que garanticen la seguridad de sus ciudadanos y eviten que tragedias como esta vuelvan a repetirse. En medio del luto y la indignación, queda el recuerdo de un joven que tuvo sus sueños truncados demasiado pronto, y la firme esperanza de que se haga justicia en su nombre.