En un episodio que evidencia la creciente inseguridad en Bogotá, un comerciante del sector de reciclaje en Fontibón se convirtió en la más reciente víctima de la ola de atracos que azota la capital colombiana. El hecho, que culminó con el robo de 70 millones de pesos, ha puesto en relieve no solo la audacia de los delincuentes sino también la aparente complicidad y la falta de respuesta adecuada por parte de las autoridades.

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Un Asalto Planeado con Precision

La víctima, Alex Gallardo, relató al Ojo de la Noche de Noticias Caracol el momento de terror que vivió al ser abordado por delincuentes armados justo después de retirar una considerable suma de dinero de un banco situado en un centro comercial. Según Gallardo, los ladrones, que lo interceptaron en una moto, sabían exactamente quién era y qué llevaba, lo que sugiere la posibilidad de cómplices dentro del banco o una vigilancia previa meticulosamente orquestada.

El comerciante, acompañado por su socio en el momento del atraco, fue el único objetivo de los asaltantes, quienes lo golpearon brutalmente en la cabeza antes de llevarse el dinero. A pesar de los intentos de los empleados de la bodega por detener a los ladrones lanzando botellas, el robo se consumó, dejando a Gallardo herido y a su comunidad en shock.

Indignación del comerciante

La indignación de Gallardo no se limitó al acto violento en sí, sino que se extendió a la respuesta institucional que recibió. Al intentar denunciar el crimen, se encontró con un laberinto burocrático que desestimó su caso. A pesar de las evidentes heridas, le informaron que debía dirigirse a otra unidad durante un horario específico, ya que no se consideraba una emergencia al no haber detenidos ni heridos graves, según los criterios de la institución.

Esta falta de acción refleja un problema más amplio de inseguridad y falta de eficacia en los mecanismos de justicia en Bogotá, donde los ciudadanos se sienten desprotegidos y desatendidos por las autoridades encargadas de garantizar su seguridad.

Un Patrón de Violencia en Aumento

El robo a Gallardo no es un caso aislado. En las últimas semanas, Bogotá ha visto un alarmante aumento en los delitos contra la propiedad, incluyendo otro asalto a mano armada en un restaurante de Usaquén, marcando el quinto ataque a establecimientos de comida en solo dos semanas. Estos incidentes subrayan una tendencia preocupante de violencia y criminalidad en la ciudad, exacerbada por la aparente incapacidad o falta de voluntad de las autoridades para abordar el problema de manera efectiva.

La comunidad bogotana se encuentra en un estado de creciente frustración y miedo, cuestionando cuándo se tomarán medidas serias para combatir la delincuencia y mejorar la seguridad en la capital. Mientras tanto, las víctimas de estos crímenes, como Alex Gallardo, se recuperan no solo de las heridas físicas sino también del trauma y la indignación por un sistema que parece fallarles cuando más lo necesitan.

Este incidente debe servir como un llamado de atención para las autoridades de Bogotá. Es imperativo que se tomen acciones concretas para fortalecer la seguridad en la ciudad, mejorar la respuesta institucional ante el crimen y restaurar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. La seguridad no debe ser un privilegio, sino un derecho garantizado para todos los habitantes de Bogotá.