Se cumple un año de la ley que regula vapeadores y cigarrillos electrónicos en Colombia
El 9 de mayo se cumple el primer aniversario de la ley que regula vapeadores y cigarrillos electrónicos en Colombia, una medida histórica liderada por la senadora Norma Hurtado Sánchez. Esta normativa convierte al país en uno de los pocos en América Latina con una legislación integral sobre estos dispositivos, que han generado creciente preocupación por sus efectos en la salud, especialmente entre menores.
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Desde su promulgación, la ley ha instaurado restricciones estrictas para el comercio y la promoción de los vapeadores. La iniciativa surgió como respuesta al preocupante aumento del consumo entre jóvenes. De acuerdo con datos del DANE, uno de cada cuatro nuevos consumidores en Colombia es menor de edad, lo que pone en alerta a las autoridades sanitarias y educativas.
Según Hurtado Sánchez, «cada inhalación de un cigarrillo electrónico expone a niños y jóvenes a un cóctel de químicos y nicotina sumamente peligroso». Esta frase resume el enfoque preventivo de la legislación: reducir el impacto del marketing agresivo que convierte a los vapeadores en una opción atractiva y aparentemente inofensiva para los adolescentes.
Avances y desafíos tras un año de la ley de vapeadores en Colombia
Durante este primer año, varias disposiciones ya han entrado en vigor. Entre ellas, destacan la prohibición de venta de vapeadores a menores de edad y la promoción de entornos libres de humo y aerosoles, además de campañas educativas dirigidas a poblaciones en riesgo.
Desde el 9 de mayo de 2025, nuevas medidas reforzarán aún más este marco legal:
- Etiquetado obligatorio con advertencias sanitarias en los empaques de cigarrillos electrónicos, vapeadores y productos similares.
- Sanciones económicas y administrativas para quienes incumplan las normativas de etiquetado o realicen publicidad encubierta.
- Prohibición total de promoción de estos productos en medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales.
Estas restricciones buscan desvincular la imagen del vapeo con lo moderno o inofensivo, una narrativa que ha sido ampliamente promovida por la industria tabacalera y sus nuevas variantes tecnológicas.
Vapeadores: una amenaza química silenciosa
Pese a que muchas veces se presentan como alternativas más “saludables” al cigarrillo convencional, los vapeadores contienen sustancias altamente tóxicas. Expertos en salud advierten sobre su potencial adictivo y las consecuencias a largo plazo de su uso frecuente. Entre los componentes más peligrosos, destacan:
- Propilenglicol, que a altas temperaturas puede irritar ojos, garganta y vías respiratorias.
- Glicerina, asociada a neumonía lipoide y otras enfermedades pulmonares.
- Nicotina, altamente adictiva, afecta el sistema cardiovascular y el desarrollo cerebral en jóvenes.
- Partículas ultrafinas, capaces de penetrar profundamente en los pulmones y provocar enfermedades cardíacas.
- Sustancias cancerígenas como formaldehído, metales pesados y solventes industriales, cuyo uso prolongado puede derivar en cáncer o daño neurológico.
Un informe reciente del Instituto Nacional de Salud indica que el número de consultas médicas relacionadas con efectos adversos de vapeadores se ha duplicado en el último año. Aunque aún faltan estudios a largo plazo, el consenso científico es claro: estos dispositivos no son seguros.
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El papel de la sociedad en la lucha contra el vapeo
Durante el acto de conmemoración, la senadora Hurtado fue enfática: “Los vapeadores son trampas disfrazadas: seducen a nuestros niños y jóvenes mientras envenenan sus cuerpos con una mezcla peligrosa de químicos sin control”.
La ley es solo el primer paso. Se requiere un compromiso sostenido por parte de padres, docentes, comerciantes, autoridades locales y la ciudadanía. La educación juega un rol clave en esta lucha. Prevenir el inicio del consumo y desmentir los mitos sobre estos dispositivos debe ser una tarea conjunta.