En un movimiento que marca un hito en la historia de la protección animal en Colombia, la Cámara de Representantes aprobó este martes la prohibición de las corridas de toros. Con 93 votos a favor y 2 en contra, el proyecto de ley se encamina hacia una conciliación entre el texto aprobado por la Cámara y el previamente definido por el Senado. La sanción final del presidente Gustavo Petro, un ferviente defensor de esta causa, parece inevitable, posicionando a Colombia fuera del reducido grupo de ocho países que aún permiten estas prácticas.

Una Victoria Legislativa: Transición Cultural y Reconversión de Espacios

La nueva ley estipula que la prohibición de las corridas de toros entrará en vigencia en 2027, permitiendo un periodo de transición de tres años. Durante este tiempo, las plazas de toros del país se transformarán en escenarios para conciertos, obras de teatro, campeonatos de ajedrez y ferias de emprendimientos. “La presente ley tiene por objeto aportar en una transformación cultural que se fundamente en el reconocimiento y respeto por la vida animal, y que contribuya al logro de la paz total”, expresó el representante Alejandro García, de la Alianza Verde, uno de los principales defensores del proyecto, basado en una iniciativa de la senadora Esperanza Hernández del Pacto Histórico.

García subrayó los desafíos superados durante el proceso legislativo. “Este proyecto se ha caído 14 veces y ahora está cerca de ser ley”, comentó. Además, hizo un llamado a los taurinos para que participen en la reconversión de las plazas de toros a espacios culturales, destacando la oportunidad que representa para ciudades como Manizales y Cali. “Esto es una oportunidad para que estos espacios subutilizados puedan ser lugares realmente de cultura, arte y deporte”, agregó.

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Reacciones Mixtas: Celebración y Oposición

El proyecto de ley ha recibido tanto celebraciones como críticas. Juan Carlos Losada, del Partido Liberal y también promotor del proyecto, destacó que esta victoria es el resultado de “10 años de lucha”. “Colombia le da ejemplo al mundo entero porque nos volvemos una sociedad cada vez menos violenta y cada vez más civilizada”, declaró. Los congresistas celebraron con cánticos de “No más olé”, señalando el fin de una era para la tauromaquia en el país.

Por otro lado, los representantes que se opusieron a la iniciativa, mayormente del Centro Democrático y Cambio Radical, se retiraron del recinto en señal de protesta. Christian Garcés, uno de los opositores, defendió un proyecto alternativo para regular las corridas y reducir el maltrato animal sin eliminar las muertes, argumentando que la prohibición afectará a miles de personas que dependen de esta industria para su sustento. “No se puede simplemente prohibir porque aquí se generan empleos”, insistió.

Ana María Monsalve, representante de las comunidades afrocolombianas, expresó su preocupación por los efectos socioeconómicos de la prohibición. “Cientos de niños y niñas se verán afectados porque sus padres se quedarán sin sustento”, afirmó.

Un Compromiso Presidencial y un Futuro Sin Tauromaquia

El presidente Gustavo Petro había prometido durante su campaña poner fin a los espectáculos que involucren el maltrato animal, una postura que mantuvo desde su tiempo como alcalde de Bogotá (2012-2015). “No permitiremos el uso de escenarios ni recursos públicos para estos fines”, había declarado Petro. Su administración celebró la aprobación del proyecto en la Cámara de Representantes como un avance significativo hacia una Colombia más moderna y compasiva.

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El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, calificó la decisión como “un salto a la modernidad”, destacando la capacidad del Congreso para interpretar una nueva cultura y visión del país. “Es entender que había una tradición que jugaba con el dolor de seres sintientes, de los animales”, comentó en Caracol Radio. Petro, por su parte, se pronunció a través de X (anteriormente Twitter), felicitando a quienes lograron que “la muerte no sea un espectáculo”.

Con la firma presidencial prevista sin mayores obstáculos, Colombia se prepara para una transformación cultural profunda, priorizando el bienestar animal y mostrando al mundo su compromiso con la protección de todas las formas de vida.