La liberación de Lyan Hortúa fue confirmada por la Defensoría del Pueblo. El niño, de apenas 11 años, había sido secuestrado en Jamundí, Valle del Cauca, por disidencias de las Farc. El caso causó preocupación nacional. Hoy, su regreso representa un símbolo de esperanza y resistencia.
Gobierno destaca la liberación de Lyan Hortúa
La noticia fue revelada por la defensora del Pueblo, Iris Marín, a través de su cuenta oficial de X. Según lo informado, Lyan ya se encuentra con vida y fuera de peligro. A pesar del trauma vivido, el menor está acompañado por su familia y se le realizarán chequeos médicos.
“Nuestra Defensoría regional Valle nos confirma que Lyan nos fue entregado y está en libertad. No queremos más noticias de dolor, menos para los niños y niñas”, expresó Marín en redes sociales.
El mensaje de la funcionaria fue replicado ampliamente, generando reacciones en líderes sociales, medios y ciudadanos. Muchos coinciden en que este hecho refleja la urgencia de proteger a la infancia frente a la violencia que aún persiste en varias regiones del país.
#Actualidad I Iris Marín Ortiz (@MarnIris), defensora del Pueblo, confirmó que Lyan José Hortúa ya se encuentra en libertad.
— Radio Nacional CO (@RadNalCo) May 21, 2025
El menor fue entregado a la Defensoría del Pueblo y, aunque su estado de salud es estable, se le realizarán chequeos médicos para garantizar su bienestar. pic.twitter.com/3SkJT4yhfH
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Regreso de Lyan Hortúa fue posible por mediación humanitaria
Uno de los puntos más destacados de este caso fue la intervención directa de la Defensoría. Gracias a su mediación, fue posible lograr un desenlace sin enfrentamientos ni daños adicionales. Este tipo de acciones humanitarias han sido fundamentales para rescatar a personas retenidas en zonas de conflicto.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, también celebró públicamente la noticia. En su cuenta de X, agradeció a todos los que participaron en el proceso, destacando la labor de los defensores de derechos humanos, los soldados y los policías que no descansaron hasta lograr el objetivo.
“Su regreso fue posible gracias a la mediación humanitaria de la Defensoría, cuya labor fue fundamental para que este desenlace fuera posible sin más dolor ni riesgo”, señaló el ministro.
Además, afirmó que este caso simboliza una victoria para quienes creen en un país donde la niñez se respeta y se protege. En sus palabras, la unión entre instituciones y comunidad fue la fuerza que permitió este resultado positivo.
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Liberación infantil en Colombia evidencia riesgos graves
Lyan fue secuestrado hace 18 días en Jamundí, una zona marcada por la presencia de grupos armados ilegales. Su caso no es aislado. Cada año, menores de edad son víctimas de reclutamiento, desaparición o secuestro en zonas rurales del país. La impunidad y la falta de control territorial agravan esta problemática.
Este hecho vuelve a poner sobre la mesa la necesidad urgente de reforzar las políticas de protección a la infancia. Diversas organizaciones defensoras de derechos humanos han advertido que los niños y niñas siguen siendo utilizados como herramientas de presión por grupos armados.
El alivio por el regreso de Lyan no borra la gravedad de lo ocurrido. Más allá de la buena noticia, hay un llamado urgente al Gobierno y a la sociedad a reforzar los mecanismos de prevención, atención y reparación para las víctimas menores de edad.
Reacciones y próximos pasos tras la liberación
La familia del niño, aunque feliz, ha solicitado respeto a su privacidad y tiempo para que Lyan pueda recuperarse emocionalmente. Psicólogos y médicos ya lo están evaluando. El menor será acompañado por un equipo multidisciplinario para garantizar su bienestar físico y mental.
Desde distintos sectores del país, se han alzado voces para exigir que los responsables sean llevados ante la justicia. Aunque no se han revelado detalles sobre los autores materiales del secuestro, las autoridades ya iniciaron investigaciones.
Este caso, que inicialmente fue motivo de angustia nacional, ahora se convierte en un símbolo de unidad, persistencia y fe en la vida. La liberación de Lyan Hortúa es un respiro en medio de tantas noticias trágicas. Y un recordatorio: la infancia no se toca.