Monseñor Jairo Uribe . La Despedida De Un Hombre Grande y Un Sacerdote Excelente
Monseñor Jairo Uribe. 84 años de servicio a través del amor, pero no cualquier amor, si no el amor en su totalidad. Ese que abarca a los más desprotegidos, débiles y frágiles primero. El amor que cobija a los más delgados de espíritu para que se sientan fortalecidos y con la suficiente voluntad para seguir creyendo y mantener ese granito de mostaza a veces invisible y mínimo que tienen los seres humanos llamado “FE”.
Monseñor Jairo Uribe. Su Historia Marcada Por El Servicio Y el Amor A Su Cartago Del Alma
Su corazón, ese mismo que ya no late entre los seres vivos, se preparó desde muy joven para ser sacerdote. Un joven antioqueño de nacimiento, hizo todos sus estudios para su ordenación en Medellín. Pero esta tierra no era el destino que le tenía Dios para seguir el camino, pues como él mismo dice. “Me regalaron a la Diócesis de Cartago”. Fue en la tierra del sol más alegre donde comenzó su camino de servicio a través del amor. Siguiendo al comienzo los pasos de su gran maestro y líder José Gabriel Calderón.
Su vida sacerdotal oficial, inició un 15 de agosto de 1964 a la edad de 24 años. Ese mismo día nació su alma cartagueña. Podría decirse que también fue un presagio de que algún día iba a ser reconocido como cartagüeño puro. Porque sus ornamentos, que fueron hechos para el frío antioqueño de esa época, lo hicieron sudar lo impredecible durante la ceremonia en la que confirmó su vocación sacerdotal.
Un Adiós y Gracias Al Servidor y Pescador de Peces y de Almas
Monseñor Orador, Servidor, Lector, Escritor, Pastor, Orientador, Consejero, Amigo, Noble Pescador de peces y almas. Ha sido considerado un predicador ejemplar innato, un caballero a carta cabal. Con un poder en su palabra exacto e inequívoco, no solo al entregar los mensajes de la palabra de Dios. Además en cada frase que salía de su boca, siempre había una manifestación de prudencia. Sin dejar de lado que en ocasiones usaba la imprudencia para afilar su humor y su forma de ser única, certera, jocosa, pero siempre interesante. Hablar con Monseñor Jairo Uribe Jaramillo. Era saber qué había que abrir por completo los 5 sentidos. Tener la confianza y la certeza que él escucharía atento para analizar, entender, guiar y ayudar, si era necesario a su interlocutor.
Si hablamos de Jairo, el incansable devorador de libros y escritos. Debemos ponerle además una caña de pescar, unos zapatos cómodos y un sombrero para evitar el sol. Porque al hombre que estaba detrás del ‘cleriman’ le gustaba pescar, peces y almas para Dios. Le encantaba el buen vino, comía de todo mientras su salud le permitía. Especialmente postres que eran una de sus debilidades.
El Gran Líder Ejemplar De Corporación Diocesana
Monseñor Jairo Uribe Jaramillo, el año pasado celebró con todas las familias que han sido beneficiadas y en especial con la comunidad de Cartago. 50 años de La Corporación Diocesana Pro Comunidad Cristiana. Entidad que es bien conocida por todos, de la que hacen parte actualmente, más de 20 proyectos de inversión social. La cual, también ha generado miles de viviendas en muchas partes del territorio colombiano.
Pero hoy, el hombre recio, seguro y dinámico. El sacerdote con la vocación llena de amor por los demás y siempre orientada al servicio. El ser humano colmado de nobleza, abandona la tierra a sus 84 años. Se va directo a la Casa de Dios aquel que conservó hasta su último día de una manera magistral su lucidez. Ahora su corazón fuerte como el acero y blando como la miel, dejó de latir. Recordando a todos los que lo conocieron la fragilidad de su humanidad. Luchó cada día de su vida y seguramente seguirá desde el cielo obrando en pro de los necesitados. No solo en lo material, sino también en lo espiritual que es donde más ayudó.
El Recuerdo de Un Servidor Que Perfumó Almas Con su Vocación
Hoy Monseñor Jairo Uribe Jaramillo, será recordado y perpetuado en el trabajo de su equipo de Corporación Diocesana. De su gente, de sus amigos, de su familia, todos llevarán su legado con orgullo. Todos seguirán su ejemplo porque él mismo se encargó durante 60 años de vida sacerdotal de fortalecer ese sentimiento que se queda como perfume del sándalo en el alma de quienes lo conocieron y supieron que su gran propósito de vida era y será siempre “El Servicio A Través Del Amor”
