Elizabeth Mamani, de 25 años, pariente de la madre de la niña, aprovechó un descuido de la familia para secuestrarla con engaños y exigir un rescate de 70.000 bolivianos, aproximadamente 10.000 dólares. Sin embargo, la familia se negó a pagar el rescate, lo que llevó a la mujer a asesinar a la menor y tratar de desaparecer su cadáver. La Policía de Bolivia pudo localizar y capturar a la agresora gracias al análisis del flujo de llamadas del celular en posesión de la mujer.
La tragedia ha conmocionado a la sociedad boliviana y ha generado un llamado a las autoridades para intensificar los trabajos de seguridad. El fiscal del departamento de La Paz, William Alave, informó que la mujer se acogió a un juicio abreviado y un juez le dictó una condena de 30 años de prisión por secuestro y asesinato agravado.
Este tipo de situaciones son lamentablemente comunes en muchos países del mundo, lo que ha llevado a la implementación de medidas para prevenir y combatir el secuestro y la extorsión. La cooperación de la sociedad y las autoridades es fundamental para garantizar la seguridad y protección de los más vulnerables.
