Trump declara la guerra comercial global con aranceles del 25 %

Los nuevos aranceles de Trump entran en vigor y marcan el inicio de una agresiva estrategia económica que amenaza con desestabilizar el comercio internacional.

Este jueves entraron en vigor los aranceles del 25 % a los vehículos, camiones ligeros y autopartes importados por Estados Unidos, impulsados por el presidente Donald Trump. Esta medida forma parte de una ofensiva comercial sin precedentes desde los años 30, que pretende, según la Casa Blanca, fortalecer la economía nacional mediante la reindustrialización del país.

La medida, sin embargo, excluye a México y Canadá, cuyas industrias quedan protegidas bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Los grandes afectados serán Japón, Corea del Sur y Alemania, cuyos fabricantes automovilísticos verán encarecidos sus productos en el mercado estadounidense.

Además, Trump anunció un arancel global del 10 % que entrará en vigor el 5 de abril, mientras que las tarifas más altas comenzarán a aplicarse desde el 9 de abril. El impacto ya se deja sentir: los mercados bursátiles internacionales reaccionaron con caídas pronunciadas, reflejando la inquietud global.

Los efectos inmediatos de los aranceles del 25 % de Trump

La nueva política comercial podría elevar el precio de los coches hasta en 20.000 dólares para los consumidores estadounidenses.

La administración estadounidense justifica los aranceles asegurando que atraerán inversiones extranjeras y potenciarán la manufactura local. Sin embargo, expertos advierten que los costes serán asumidos por los consumidores, que podrían enfrentar subidas de precio de entre 2.500 y 20.000 dólares por vehículo.

Las implicaciones van más allá de la industria automovilística. El gravamen del 10 % se aplicará a todas las importaciones, excepto algunas materias primas estratégicas como cobre, oro y semiconductores. Entre los países afectados por esta medida mínima figuran varias economías latinoamericanas, como Brasil, Colombia, Argentina y Chile.

Nicaragua será la excepción regional, al enfrentarse a un arancel del 18 %. En cambio, naciones como China y la Unión Europea se verán fuertemente penalizadas, con tarifas de hasta el 34 % y 20 % adicionales respectivamente.

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Reacciones globales ante la guerra comercial de Trump

Líderes europeos y asiáticos denuncian la medida como una violación de acuerdos internacionales y piden soluciones negociadas.

La respuesta internacional no se hizo esperar. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó la decisión como un “duro golpe a la economía mundial”, aunque dejó abierta la posibilidad de diálogo. Alemania y Francia, por su parte, apoyan una respuesta conjunta desde la Unión Europea.

China, uno de los principales objetivos de la medida, anunció contramedidas, mientras que Japón y Australia acusaron a Estados Unidos de romper las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). “Esto no es un acto de un amigo”, declaró un portavoz del gobierno australiano.

El economista Maurice Obstfeld, del Instituto Peterson de Economía Internacional, advirtió que se trata de una “declaración de guerra económica al mundo” y anticipó consecuencias devastadoras.

En Asia, la Bolsa de Tokio cayó un 3 % tras el anuncio. En Europa, Fráncfort perdió un 2,45 %, París un 2,15 % y Londres un 1,44 %. Vietnam, donde muchas empresas tecnológicas fabrican productos clave, vio caer su bolsa más de un 6 %.

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Trump busca una “edad de oro” económica para Estados Unidos

La Casa Blanca presenta los aranceles como una medida de soberanía económica y un paso hacia la autosuficiencia nacional.

Durante la presentación oficial, Trump defendió los nuevos aranceles como una “declaración de independencia económica”, aludiendo a décadas de “saqueo comercial” por parte de aliados y rivales. El presidente insistió en que el objetivo es reducir el déficit comercial y restaurar la producción nacional.

En su discurso desde la Casa Blanca, afirmó: “Si quieren un arancel cero, que fabriquen sus productos aquí en Estados Unidos”. La visión proteccionista de su administración choca con la tendencia globalizadora de las últimas décadas, generando un profundo debate en los círculos económicos y políticos.

Ni Cuba, ni Corea del Norte ni Rusia están incluidos en esta medida, debido a las sanciones ya vigentes. Canadá y México, aunque exentos de estas tarifas específicas, siguen sometidos a otras medidas, especialmente las relacionadas con el fentanilo y la migración.

El impacto de esta política será objeto de seguimiento por analistas, gobiernos y empresas de todo el mundo, quienes evalúan si responderán con represalias o apostarán por la vía diplomática.