Cuatro muertos y 25 capturados; más de 5,000 riñas registradas
En una noche marcada por la pasión futbolística y la desilusión, la derrota de la Selección Colombia ante Argentina en la final de la Copa América desató una ola de violencia en todo el país. Desde la tarde hasta la madrugada, se registraron más de 5,000 riñas y cinco homicidios, cuatro de ellos relacionados directamente con actos de intolerancia post-partido.
Incidentes y consecuencias
Tras el emocionante encuentro disputado en Río de Janeiro, Brasil, miles de colombianos se congregaron en distintos puntos del país para seguir la transmisión del partido. Según el general Nicolás Zapata, director encargado de la Policía Nacional, aproximadamente 850,000 personas se reunieron en diversas zonas para apoyar a la selección nacional, marcando una alta asistencia en torno al evento deportivo.
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Desde tempranas horas, se observó un incremento significativo en la ingesta de licor, factor que exacerbó los ánimos tras el resultado desfavorable para Colombia. En ciudades como Bogotá, específicamente en los sectores de Kennedy y Bosa, así como en el municipio de Soacha, se registraron disturbios violentos y peleas callejeras que dejaron un saldo de más de 10 personas lesionadas.
Respuesta y medidas
Para mantener el orden público, se desplegaron más de 35,000 efectivos policiales a nivel nacional. Además, se instalaron 924 pantallas para la transmisión del partido en espacios públicos, buscando controlar la concentración masiva de aficionados. A pesar de estos esfuerzos, los episodios de violencia no pudieron ser completamente contenidos.
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Como resultado de los enfrentamientos post-partido, se impusieron más de 1,200 comparendos por diversas infracciones y se procedió a la captura de 25 personas involucradas en actos violentos. Los cuatro homicidios relacionados con la intolerancia reflejan la gravedad de los incidentes ocurridos, siendo tres de ellos en la capital, Bogotá, y uno más en la ciudad de Ibagué.
Este lamentable episodio subraya la necesidad de fomentar un ambiente de celebración pacífica y respetuosa en eventos deportivos de gran envergadura, promoviendo la responsabilidad y el civismo entre los aficionados.