Revelan frecuencia ideal de sexo para la felicidad en pareja.
Las relaciones sexuales son uno de los pilares en la conexión emocional de una pareja, contribuyendo al fortalecimiento del vínculo y dejando un halo de satisfacción y alegría. Pero, siempre surge una interrogante que puede causar inquietud: ¿cuánto sexo es suficiente para mantener una relación plena y contenta? Contra toda creencia popular de que mantener relaciones sexuales varias veces a la semana es el único camino para una relación saludable, un reciente estudio arroja luz sobre este misterio.
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La relación entre frecuencia sexual y felicidad en pareja
Los resultados del estudio sorprendieron al mostrar que mantener relaciones íntimas una vez por semana genera una mayor satisfacción en comparación con tenerlas con menor frecuencia. Y, contra todo pronóstico, incrementar la frecuencia más allá de este punto no reporta una mayor felicidad en la pareja. “El vínculo entre frecuencia sexual y felicidad dejaba de ser significativo a partir de una vez a la semana”, señaló la investigadora jefa, Amy Muise.
Pero la frecuencia sexual no es el único indicador del bienestar de la relación. La felicidad y satisfacción general no se miden solo por el número de veces que se comparte intimidad. Cada pareja es un mundo y tiene sus propios ritmos y necesidades. Por lo que, lo fundamental es comunicación y comprensión en la pareja, un factor clave para comprender y atender las necesidades individuales y conjuntas.
Comunicación: la pieza clave más allá de la frecuencia
Amy Muise recalca que las parejas no deben sentirse presionadas por alcanzar una «cuota» de encuentros sexuales. «Es esencial mantener una conexión íntima sin caer en la presión de tener sexo solo para cumplir una media», recomienda. Es fundamental que las parejas hablen abiertamente de sus necesidades y deseos sexuales, buscando un equilibrio que funcione para ambos.
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En conclusión, mientras el sexo es una parte vital de la relación, no es la única dimensión que determina su salud y felicidad. Cada pareja debe encontrar su propio ritmo, manteniendo siempre abiertos los canales de comunicación y comprensión mutua. Porque, al final del día, lo que realmente importa es la calidad de la conexión y la intimidad compartida, más allá de la frecuencia con que se experimenta.
