“Fácil el tiempo ya, fácil la muerte,/fácil y rigurosa y verdadera/ toda intención que nos habita/ y toda soledad que nos perpetra”. En este rotundo y sentido poema Jaime Sabines nos devela esa languidez de la existencia. Ese caminar por el filo de la herramienta vuelta contra uno, cuando por ese barranco de los días se derrumba la vida.
Cuando a mi WhatsApp llega la nefasta noticia de la muerte del Dr. Alejandro médico internista, quien cubría esa área en varias de las EPS de esta ciudad de Cartago, a quien conocí en su oficio y gracias a su docto conocimiento, pude salir avante de dolencia que me estaba minando la salud.
En el poco tiempo dialogado en su consulta pude conocer su capacidad profesional, su humanismo y su comprensión de las vicisitudes del ser humano, las maneras de ser y como sabía que por ignorancia vamos cayendo en enfermedades originadas por la mala educación recibida en la familia.
El periplo de sus últimos días bajo la enfermedad, me dicen, fue doloroso y no logró ganar la contienda, no obstante, los urgentes cuidados de sus mismos colegas, de las enfermeras y el personal de la salud en las clínicas donde estuvo.
Como duele la ida sin regreso, de un servidor médico, que, por serlo, resultó contagiado por esta peste china; que está invadiendo los pilares de sociedad vapuleada por la sorpresa y la ignorancia del tratamiento sobre la misma.
Sensible como era el Dr. Alejandro me lo imagino despidiéndose de la tierra con un fragmento del poema “La canción de los cámbulos” del poeta Arturo Camacho Ramírez:
<Cuando yo ya no tenga horizontes abiertos, / ni canción en los labios, ni dolor que sentir, / marcharé sin sandalia ni ropajes inútiles / y me entraré desnudo como un río sin fin, / en un bosque de cámbulos ancestrales y sabios / que me den una nueva florescencia vital / y que incendien tenaces recuerdos, que me abrazan / como tercas raíces de mi antiguo vagar>
Quiere mi voz y la de muchos, mediante mi escritura, decirle gracias por lo humano, por lo buena persona y mejor profesional; deseando descanse en paz en el corazón de los seres amados por él y de todos los que se beneficiaron de su conocimiento y su bondad.
Orlando
REstrepo
JAramillo
Cartago13-8-2020