Desafiando los límites de la longevidad humana
A la edad de 114 años, Juan Vicente Pérez Mora, nacido en el estado de Táchira, Venezuela, se destaca en el panorama mundial como el hombre más longevo del planeta. Este título no es una simple casualidad o un premio de la lotería genética, sino el resultado de una vida dedicada al trabajo duro, el respeto por los ritmos naturales y una profunda espiritualidad.
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El espíritu resiliente de este venezolano no solo ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, sino que ha prosperado con una salud admirablemente sólida. A pesar de sufrir de una leve pérdida de fluidez al hablar, Juan Vicente no tiene otras limitaciones de salud significativas, un hecho que su hija, María Elena Pérez, confirmó con orgullo y admiración.
El punto culminante de esta notable historia de vida se materializó en 2019, cuando Pérez Mora rompió récords en su país natal, Venezuela, al convertirse en el primer supercentenario del país. Pero su viaje no terminó ahí.
De la humilde Táchira al reconocimiento mundial
Dos años después de su hito nacional, en 2021, Pérez Mora recibió el reconocimiento global del Guinness World Records como el hombre más longevo del mundo. Este honor llegó tras la muerte de su antecesor, el español Saturnino de la Fuente García.
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El secreto de la longevidad de Juan Vicente se resume en una mezcla de rutinas diarias saludables, ética de trabajo y una devoción inquebrantable por su fe. Según él mismo confesó al libro de récords mundiales, su receta para una vida larga y saludable consiste en «trabajar mucho, descansar en vacaciones, acostarse temprano, beber una copita de aguardiente todos los días, amar a Dios y llevarlo siempre en el corazón».
Esta afirmación no es solo una frase poética, sino un testimonio de las prioridades que ha mantenido a lo largo de su vida: el equilibrio entre el trabajo y el descanso, la moderación en sus hábitos alimenticios y de consumo, y un fuerte vínculo con su fe. Cada uno de estos elementos ha contribuido a formar no solo a un hombre que ha desafiado los límites del tiempo, sino también a un ser humano que ha vivido cada uno de sus días con plenitud y propósito.
El legado de Juan Vicente Pérez Mora se extiende más allá de su impresionante edad. A través de su historia y sabiduría, nos deja un claro mensaje: una vida bien vivida no se mide en años, sino en la calidad de esos años y cómo elegimos vivirlos. Nos inspira a todos a vivir nuestras vidas con la misma devoción por el equilibrio
