La condena millonaria por el incendio de la ruta escolar en Fundación que dejó 33 muertos
En un fallo histórico, el Consejo de Estado de Colombia ha ordenado una indemnización de más de 23.270 millones de pesos para los familiares de las víctimas del trágico incendio ocurrido en el municipio de Fundación, Magdalena, en mayo de 2014. Este desastre, que costó la vida a 33 niños y un adulto, dejó una marca imborrable en la comunidad. La corte responsabilizó a tres entidades principales: la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, el municipio de Fundación y el Instituto de Tránsito y Transporte de Fundación. La decisión subraya las omisiones y negligencias que facilitaron la tragedia, destacando que el incidente pudo haberse evitado.
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La tragedia del incendio en Fundación: detalles y responsabilidades
El 18 de mayo de 2014, un bus escolar que transportaba a más de 60 niños se incendió mientras regresaban de una actividad religiosa organizada por la Iglesia Pentecostal Unida. El vehículo, con placas UV8-556, fue incapaz de ofrecer las condiciones mínimas de seguridad para los menores, ya que circulaba con el SOAT y la revisión tecno-mecánica vencidos, lo que evidencia una grave negligencia por parte de los responsables. Además, el conductor del bus actuó de manera imprudente, lo que terminó por acelerar la tragedia.
La corte subrayó que la falta de medidas preventivas y la ausencia de supervisión por parte de las entidades involucradas fueron factores determinantes para que el incidente ocurriera. La Iglesia Pentecostal, como organizadora del viaje, no garantizó condiciones seguras, a pesar de que el transporte estaba destinado a menores de edad, lo que implica una vulneración de sus derechos. En el mismo sentido, el municipio de Fundación y el Instituto de Tránsito de la localidad también fueron considerados responsables por no supervisar adecuadamente las condiciones del transporte y la seguridad vial.
El fallo y la distribución de la indemnización millonaria
El fallo judicial establece una indemnización total de más de 23.270 millones de pesos, una cifra millonaria que busca compensar a los familiares de las víctimas por la pérdida irreparable de sus seres queridos. De acuerdo con la decisión, la Iglesia Pentecostal Unida deberá asumir el 80% de la condena, lo que equivale a una cifra de aproximadamente 18.616 millones de pesos. Por su parte, el municipio de Fundación y el Instituto de Tránsito de la misma localidad deberán pagar el 10% cada uno, lo que representa unos 2.327 millones de pesos para cada una de estas entidades.
Esta condena refleja la gravedad de las omisiones cometidas, que llevaron a la tragedia. La corte determinó que el accidente era completamente prevenible y que la falta de acción por parte de las autoridades y de la Iglesia Pentecostal fue un factor decisivo en la magnitud del desastre. Además, se destacó la vulneración del principio de protección de los derechos de los niños, que nunca fueron transportados de manera segura.
Consecuencias y el mensaje sobre la seguridad vial
La tragedia de Fundación dejó no solo un doloroso recuerdo en las familias de las víctimas, sino también una lección clara sobre la importancia de la responsabilidad de las entidades involucradas en la seguridad vial. Este fallo de la corte se presenta como un llamado de atención para todas las instituciones que deben velar por el bienestar y la seguridad de los menores, sobre todo en actividades que impliquen transporte público o privado.
Es importante destacar que, además de la compensación económica, el caso dejó al descubierto las fallas estructurales en la supervisión del transporte escolar y la necesidad urgente de implementar medidas más estrictas para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro. Las autoridades locales, al igual que las entidades religiosas, deben ser más responsables al gestionar la seguridad de los menores, garantizando que cada viaje, actividad o traslado sea realizado en condiciones óptimas.
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¿Qué sigue después del fallo?
El fallo, aunque busca hacer justicia, también refleja las deficiencias en la supervisión y en la regulación del transporte escolar en Colombia. A partir de esta condena, se espera que las autoridades tomen acciones más rigurosas para garantizar que todas las rutas escolares cumplan con las normativas de seguridad, evitando situaciones similares. Además, este caso refuerza la importancia de que las entidades religiosas y las comunidades en general asuman su responsabilidad en la protección de los derechos de los niños, especialmente en actividades que impliquen riesgos.