La muerte de Lashawn Thompson, un recluso de la prisión del condado de Fulton, ha generado indignación entre algunos ciudadanos estadounidenses. Thompson falleció a causa de una infestación de insectos en su celda, lo que muchos consideran como una grave vulneración de los derechos humanos.
Según informes oficiales, Thompson llevaba tres meses recluido en la cárcel. Los médicos que llegaron a socorrerlo no pudieron reanimarlo a pesar de los múltiples intentos. Si bien la autopsia no reveló la causa real de su muerte, especificó que el cuerpo fue encontrado con centenares de insectos incrustados en su piel.
El abogado de la familia del fallecido, Michael Harper, informó que a Thompson «se lo comieron vivo las chinches y los insectos», y tenía fotografías que mostraban las condiciones de la celda y la cárcel de Fulton, donde se veía un evidente desaseo. Forenses que fueron a recoger el cadáver tuvieron que ingresar con trajes de bioseguridad para manipular la escena.
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Este hecho ha generado que se haya movilizado una campaña para cerrar la prisión de manera inmediata. Bras McCrae, hermano de Thompson, manifestó su conmoción al ver las condiciones en las que vivía su familiar, las cuales mostraban el avanzado estado de infestación de insectos a la que había llegado a estar el recluso.
La comunidad ha mostrado su preocupación por la calidad de vida de los reclusos durante su condena, evidenciando el abandono del estado a los privados de la libertad y la falta de mantenimiento de los centros penitenciarios.
