El régimen de Nicolás Maduro ha declarado la victoria en las elecciones de este domingo. Un proceso que ha estado bajo la lupa internacional por posibles irregularidades. Desde la apertura de las urnas, la jornada electoral se caracterizó por discursos y acciones que pusieron en duda la transparencia del evento.

Discursos Sesgados y Anuncios Prematuros

El presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, dejó claras sus inclinaciones políticas desde el inicio, como un defensor del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que como un árbitro imparcial. Esta tendencia se acentuó con las declaraciones del ministro de defensa, Vladimir Padrino, quien antes de finalizar el conteo de votos afirmó que el pueblo venezolano había rechazado las sanciones internacionales.

Las intervenciones de ambos funcionarios sugirieron la existencia de un libreto preestablecido, ajeno al verdadero resultado de los votos. Este comportamiento fue visto como una confirmación de las sospechas sobre la falta de transparencia en el proceso electoral.

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Resultados Contradictorios

Al cierre de las urnas, el CNE anunció que Nicolás Maduro había ganado con el 51,20% de los votos, superando a Edmundo González Urrutia, candidato apoyado por la líder opositora María Corina Machado, quien obtuvo el 44,2%. Estos resultados contrastaron fuertemente con las encuestas previas y los sondeos a pie de urna realizados por firmas de renombre, que no veían a Maduro como ganador.

María Corina Machado, en sus declaraciones posteriores, afirmó que González Urrutia había obtenido el 70% de los sufragios, denunciando un fraude masivo. Antonio de la Cruz, director ejecutivo del tanque de pensamiento Inter American Trends, calificó el resultado como una «revolución», acrónimo que combina las palabras ‘robo’ y ‘revolución’, aludiendo a la continuidad del chavismo por medios irregulares.

Reacciones Internacionales y Locales

Las supuestas irregularidades en los comicios provocaron reacciones de diversos mandatarios y figuras políticas. El presidente de Chile, Gabriel Boric, expresó su escepticismo sobre los resultados publicados, mientras que Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, acusó abiertamente a Maduro de robar las elecciones y señaló una complicidad con el presidente Gustavo Petro.

«El Dictador Maduro se robó de manera descarada las elecciones en Venezuela», escribió Gutiérrez en X, sugiriendo que Petro y sus funcionarios aceptarían los resultados y reconocerían a Maduro como presidente para replicar el mismo fraude en Colombia en 2026.

Consecuencias para Venezuela y la Región

Si se consolidan los resultados del CNE, Maduro comenzará un tercer mandato en enero de 2025, extendiéndose hasta enero de 2031. Esta prolongación del régimen chavista plantea múltiples retos tanto para Venezuela como para la región. Antonio de la Cruz advirtió que, aunque Maduro gane, le será difícil contener el descontento popular que Machado ha movilizado.

La reelección de Maduro podría desencadenar una nueva ola migratoria, aumentando la presión sobre los países vecinos, especialmente Colombia. Además, el régimen probablemente intensificará la represión interna, limitando aún más la libertad de prensa y expresión para mantener el control sobre la narrativa oficial.

Internacionalmente, el aislamiento de Venezuela podría profundizarse con nuevas sanciones, contrayendo aún más la economía venezolana. El país seguirá viendo cómo su fuerza productiva, especialmente los jóvenes, busca oportunidades fuera de sus fronteras.

Dentro del país, la consolidación del chavismo asegura la continuidad de una estructura de poder basada en la fidelidad de los militares y policías, quienes controlan sectores clave de la economía a través de corrupción. La ‘lealtad’ de estos oficiales garantiza la estabilidad del régimen, pero a costa de una economía devastada y una población empobrecida.

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La victoria de Maduro también refuerza la influencia del socialismo del siglo XXI en la región, con Cuba y Nicaragua como sus principales aliados. En este contexto, la relación fortalecida entre Maduro y Petro podría impulsar proyectos similares en Colombia, intensificando las preocupaciones sobre la estabilidad democrática en la región.

En resumen, las elecciones en Venezuela no solo han reafirmado el poder de Maduro, sino que también han dejado claro que el futuro de la nación y su impacto en América Latina seguirá siendo un tema de intensa controversia y preocupación internacional.