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martes, abril 16, 2024

Personas que dicen groserías serían más inteligentes.

El léxico de las malas palabras: ¿un signo de pobreza o riqueza verbal?

Las malas palabras, a menudo asociadas con la mala educación o un vocabulario limitado, pueden ser en realidad una señal de inteligencia, según un estudio reciente. Además, otro estudio sugiere que estas palabras también pueden ayudar a aliviar el dolor físico.

Más groserías, ¿menos vocabulario?

Un estudio realizado por el Colegio de Artes Liberales de Massachusetts y del Marist College, desafía la idea de que el uso de palabras groseras es indicativo de un vocabulario pobre. Según los autores del estudio, la suposición popular es que «las palabras tabú se usan porque los hablantes no pueden encontrar mejores palabras con las que expresarse», insinuando una carencia de léxico.

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En su investigación, los académicos pusieron a prueba a varios individuos utilizando la prueba de asociación de palabras orales controladas (Cowat, por sus siglas en inglés), diseñada para medir la fluidez verbal de los participantes. Sin embargo, se introdujo un giro: también evaluaron la fluidez de los participantes en palabras consideradas «tabú» y palabras de animales, tanto a nivel oral como escrito.

El resultado fue sorprendente. Encontraron que existía una correlación positiva entre la fluidez verbal en palabras «tabú», palabras de animales y el desempeño en la prueba Cowat. Es decir, aquellos que tenían un buen léxico de palabras groseras también demostraban habilidades verbales sólidas en general.

Groserías: indicadores de una habilidad verbal sana

Esto sugiere que, en lugar de ser un signo de deficiencia verbal, un amplio vocabulario de groserías puede ser un indicador de habilidades verbales robustas. Los investigadores señalaron que «los hablantes que usan palabras tabú entienden su contenido expresivo general, así como las distinciones matizadas que deben establecerse para usar los insultos de manera adecuada».

Por lo tanto, parece que el uso de groserías no es un indicativo de pobreza lingüística general. Al contrario, podría considerarse como un reflejo de una habilidad lingüística matizada y sofisticada.

Las groserías pueden aliviar el dolor

Además, un estudio adicional de la Universidad de Keele en el Reino Unido sugiere que el uso de groserías puede ser beneficioso en situaciones de dolor físico. Los investigadores pidieron a 64 voluntarios que sumergieran su mano en agua helada mientras decían una grosería de su elección. Luego, repitieron el experimento, pero esta vez los participantes debían decir una palabra neutral.

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Los resultados mostraron que los participantes podían mantener la mano en el agua fría durante más tiempo mientras decían groserías, lo que sugiere que las malas palabras pueden tener un efecto analgésico.

«Decir groserías es algo que ha existido durante siglos y es un fenómeno lingüístico humano casi universal. Nuestra investigación muestra una posible razón por la cual se desarrollaron las palabrotas y por qué persisten», explicó Richard Stephens, uno de los investigadores.

Redacción El Norte Hoy

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