En un cruel acto de violencia que sacude al municipio de Montenegro, dos jóvenes, Jhon Byron Sánchez Ramírez y Lisandro Guillén, fueron asesinados a tiros la noche del domingo, 9 de julio, en las inmediaciones del cementerio local.
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Víctimas de un ataque desconocido
Desconocidos perpetraron el ataque, disparando al menos cinco veces antes de huir del lugar con rumbo desconocido. Las víctimas fueron asistidas y trasladadas a centros médicos, sin embargo, a causa de la gravedad de sus heridas, ambos jóvenes fallecieron.
Vidas truncadas: el legado de dos jóvenes
Jhon Byron, de 25 años y reciente licenciado en Español y Literatura de la Universidad del Quindío, era conocido por su compromiso con su comunidad. Residía en el centro de Montenegro, donde junto a su familia administraba un hospedaje. Su preocupación por la problemática de los servicios públicos y la violencia en su pueblo, la misma que finalmente le arrebató la vida, era conocida por todos.
Lisandro Guillén, de origen venezolano, se había radicado en Montenegro hace varios años, y regentaba una barbería en el centro del municipio. A pesar de no ser oriundo, Guillén se había ganado un lugar en la comunidad a través de su emprendimiento y su compromiso.
La tragedia de estas muertes recae no solo sobre las familias y amigos de los jóvenes, sino también sobre una comunidad que continúa luchando contra la ola de violencia que azota a la población, principalmente la joven. Montenegro, un municipio con fuerte presencia militar y policial, nuevamente es golpeado por el terror y la muerte.
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Hasta el momento, las circunstancias que rodearon los asesinatos permanecen desconocidas. Este terrible suceso enluta a Montenegro y deja un vacío en la comunidad y en las vidas de quienes conocieron a Sánchez y Guillén.
Los llamados para aumentar las medidas de seguridad en el municipio y frenar la violencia son cada vez más fuertes. La comunidad de Montenegro pide paz y justicia para sus jóvenes.