El modelo británico Jack James, de 22 años, ha vivido una auténtica pesadilla después de un desastroso procedimiento odontológico. En su afán por mejorar su apariencia y aumentar su base de seguidores en Instagram, Jack pagó un elevado precio no solo en dinero sino también en salud y autoestima.
Viaje a la Tragedia
El viaje que parecía ser la puerta a una sonrisa perfecta para el modelo británico se convirtió en una auténtica pesadilla. Tras una investigación para un diseño de sonrisa que pudiera realzar su apariencia, Jack decidió viajar a Estambul, Turquía. En este lugar, pagó 3.000 libras esterlinas (equivalente a unos 15.000 millones de pesos colombianos) por un procedimiento de colocación de carillas.
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De vuelta a su país natal, lo que comenzó como una experiencia estética excitante, pronto tomó un giro aterrador. Sus dientes empezaron a doler, sangrar, emitir pus y provocarle un mal aliento. “Los dientes se veían bien hasta que comenzaron a sangrar y doler. Comenzaron a tener pus y a gotear, mi aliento apestaba”, relató el joven modelo al medio Mirror.
Encrucijada Dental
Al acudir a un centro médico en el Reino Unido, los especialistas le informaron que sus dientes naturales estaban en un estado «terrible» y necesitaba un tratamiento que le costaría unas 20.000 libras esterlinas. Sin tener esa suma a mano, Jack decidió regresar a Estambul, al mismo centro donde le practicaron el procedimiento inicial.
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En Estambul, los responsables de su primera intervención mantuvieron su postura de inocencia y le exigieron un nuevo pago para retirar las carillas, colocarle dientes temporales, tratar su infección y volver a colocarle otras carillas. Fue durante este proceso que Jack descubrió que sus dientes reales habían sido prácticamente mutilados y lucían como los de un tiburón.
Reflexiones y Advertencias
La experiencia de Jack James, aunque devastadora, sirve como un importante recordatorio de los riesgos asociados con los procedimientos estéticos, especialmente aquellos realizados en el extranjero donde las regulaciones y estándares pueden variar. Su caso ha despertado una discusión en las redes sociales y en la comunidad médica sobre la necesidad de investigar a fondo y buscar segundas opiniones antes de someterse a procedimientos estéticos.
La historia de Jack, que ha captado la atención del mundo entero, hace eco de la frase «la belleza tiene un precio». Sin embargo, en su caso, el costo fue más que financiero, ya que también pagó un alto precio en términos de dolor, angustia y daño a su autoestima. A pesar de la adversidad, Jack espera que su experiencia sirva como una advertencia para otros que estén considerando procedimientos similares.
