Hay un dolor desgarrador y una tristeza abismal que acechan a una familia en Bucaramanga. A Rocío Duarte e Isaac Vera, los padres de Jonathan Javier, Iván Andrés y Diego Armando. Los tres hermanos, hijos de esta pareja, han sido asesinados en Morrorico, un barrio de Bucaramanga. Todos en distintas fechas a lo largo de un lapso de casi doce años, dejando a sus padres desconsolados y buscando justicia.
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Comienza la Pesadilla: Primer Hermano Asesinado
La tragedia familiar inició el 31 de octubre de 2011. Esa noche, a las 9:10 PM en la carrera 51 con calle 21 del barrio Miraflores, Jonathan Javier, el mayor de los hermanos y quien para ese momento apenas tenía 19 años, fue asesinado. Jonathan recibió un disparo en el cuello y, a pesar de los esfuerzos médicos, murió mientras era trasladado al Hospital Universitario de Santander.
Segunda Tragedia: Diego Armando cae bajo las balas
Casi doce años después, el 7 de junio de 2023, el barrio Miraflores presenció otro terrible incidente. Diego Armando, de 26 años, estaba sentado frente a su casa en la calle 14 con carrera 50, cuando dos individuos aparecieron y empezaron a dispararle en repetidas ocasiones. Diego recibió dos disparos: uno en el glúteo izquierdo y otro, mortal, en la parte izquierda de la tráquea. Aunque logró ser trasladado al Hospital Universitario de Santander, la gravedad de sus heridas resultó fatal.
La Pesadilla Continúa: ‘Bambam’ es el último en caer
La macabra historia continuó este jueves por la noche, cuando el último hermano, Iván Andrés, conocido como ‘Bambam’, fue atacado a tiros a las 6:45 PM en una barbería ubicada en la calle 21 # 52 del mismo barrio. Iván recibió dos tiros en la cabeza y uno en el glúteo derecho. A pesar de los esfuerzos del personal médico del Hospital Universitario de Santander, también perdió la vida.
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Ahora, Rocío e Isaac, quienes ya han visto morir a sus tres hijos, esperan que la justicia les brinde algún tipo de consuelo. Aunque nada puede compensar la pérdida de un hijo, y mucho menos de tres, al menos el castigo de los responsables podría ofrecerles algo de paz en su duelo.
Estos trágicos incidentes subrayan la necesidad urgente de medidas de seguridad más eficaces y una mayor presencia policial en áreas propensas a la violencia. Las autoridades deben garantizar que estos crímenes no queden impunes y que se haga justicia para la familia Vera Duarte, que ya ha sufrido demasiado.
