El infame Monstruo de Génova
Luis Alfredo Garavito, apodado ‘La Bestia’ y conocido como el ‘Monstruo de Génova’, uno de los criminales más despiadados y sanguinarios en la historia de Colombia, ha fallecido este jueves en el hospital de Valledupar. Garavito fue condenado por abusar y asesinar a casi 200 niños y adolescentes en Colombia entre 1992 y 1999. Sin embargo, la cifra real de sus víctimas podría ser significativamente mayor.
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Una serie de crímenes que estremeció a Colombia y Ecuador
Entre 1992 y 1999, Garavito dejó un rastro de terror y sangre, principalmente contra niños y adolescentes de familias en situación de vulnerabilidad. Su modus operandi, según narraciones de las pocas víctimas que sobrevivieron, consistía en ganarse la confianza de los menores ofreciéndoles dulces, dinero o pequeños regalos. Una vez obtenida su confianza, los llevaba a lugares apartados donde los sometía a abusos físicos y sexuales, culminando sus actos con el asesinato.
Este asesino en serie no se limitó a Colombia. Durante los años ochenta y noventa del siglo pasado, también cometió crímenes en varias provincias de Ecuador, ampliando su radio de acción y dejando a su paso un sinfín de familias destrozadas.
Detención y condena
Garavito fue finalmente detenido por la policía en un descampado cerca de Villavicencio, el 22 de abril de 1999, en pleno acto de intentar cometer una nueva agresión contra un menor. Tras su captura, y durante el proceso judicial que le siguió, el ‘Monstruo de Génova’ colaboró con las autoridades al revelar detalles macabros de sus crímenes y ayudar a identificar a muchas de sus víctimas.
Aunque fue condenado a 1.853 años de prisión en el año 2000, la legislación colombiana limita la condena máxima a 40 años. Desde entonces, Garavito estuvo recluido en una sección especial de la cárcel de alta seguridad de Valledupar.
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Final de un capítulo oscuro en la historia colombiana
La muerte de Garavito cierra un doloroso capítulo en la historia criminal de Colombia. Sin embargo, las secuelas de sus crímenes aún resuenan en la sociedad. Las historias de las víctimas, en su mayoría niños de familias pobres, huérfanos o niños de la calle, siguen siendo un recordatorio de la importancia de la protección y el cuidado hacia los más vulnerables. La lucha contra la impunidad y la búsqueda de justicia continúan siendo prioridades en la agenda nacional.